Algo más que una inmigrante

LA EXTRANJERA
Novela
Miguel Chinski
(Tren en movimiento, 2023)
374 páginas
“Bela agarró a su hija de la cintura y la alzó al estribo como si fuera un bebé. Júdit se dio vuelta, y desde arriba miró a los seis, en el andén. Estiró sus brazos en cruz y se agarró de ambos pasamanos. Un segundo después, como si los pasamanos la estuvieran reteniendo, de un tirón se liberó y giró hacia el interior del vagón.”
Es la Hungría invadida, en donde ser judío significa pasar hambre, estar en riesgo de muerte y, también, ser víctima de delación.
Pocos años antes, durante el último invierno de colegio secundario, Júdit (o Júcika como la nombran cariñosamente) comienza 1934 tomando decisiones. La primera: no desterrar del todo a su madre; no la perdona, pero quizás la pueda comprender. Y gracias a eso, su segunda decisión: emigrar. Hacia Argentina y hacia ella, un largo camino de heroína. Deja una familia que no podrá tejer y destejer su regreso, una tierra arrasada a donde quizás vuelva un día cuando ya nada sea reconocible. Un retorno que le permitirá, sin embargo, rebobinar en retrospectiva lo que significó su partida.
Júdit, la extranjera en donde sea que se encuentre, viaja en tiempo y espacio, sin trastocar ninguna de esas coordenadas, pero contraviniendo todas las reglas de la época: por mujer, por emigrar sola, por hablar una lengua ininteligible, por tener otros deseos fuera de los mandatos hacia la femineidad y la familia, por vivir los vínculos de una manera no esperable para la época, por construir junto con otra marginada, en inquebrantable amistad, un proyecto casi imposible.
Algo sobre el autor, que con este trabajo emerge de una manera extraordinaria. Miguel Chinski es un escritor que durmió como tal, hasta despertar. Un escritor que concibe un mundo (el de la novela) a partir de un saber que tal vez venga de su propia biografía, aunque no solamente. Conoce en el propio cuerpo lo que significa errar. Nacido en Buenos Aires en 1949, hijo de inmigrantes judíos escapados de la Europa de comienzos de la Segunda Guerra Mundial, creció rodeado de familias que no lograron enraizar por completo en estas tierras. En su juventud comenzó una militancia al mismo tiempo que la escritura de cuentos. Un poco como su Júdit, emigró. Primero Israel, luego Estados Unidos, finalmente, retornó a Buenos Aires. Su cumpleaños número 60 fue un hito; al menos eso parece, pues dio un giro a su vida: comenzó a transitar talleres literarios y desde entonces no deja de escribir. La extranjera es su primera novela, 8 años dedicó a su escritura, lo cual se comprende al leerla: impacta lo genuino, la verdad que surge de la historia derramada en cada capítulo.
Son muchas las preguntas a hacerse a partir de su lectura. Desde el prefacio escrito nada menos que por los escritores y ensayistas Elsa Drucaroff y Alejandro Horowicz, se nos invita a leer y reflexionar acerca de cómo se vive en constante desarraigo, no sólo de la tierra natal, sino del propio idioma. Al mismo tiempo, esa introducción nos da una pauta de lectura: la historia se construye tanto sobre la de Júdit como sobre la de la “gran historia”, la de personajes complejos y contradictorios, signados por las complicidades y luchas de la Europa invadida por el nazismo, la huida hacia una Argentina que se erigía pujante y abierta, un contexto social que actúa como un protagonista escénico del cual emergemos transformados.
La escritura fluye como una Odisea de la inmigración, ordenada por capítulos que posibilitan hacer cortes reflexivos. Ninguno nos deja indiferentes. Quienes conocen de extranjería posiblemente hayan sentido que las raíces se nutren tanto de la tierra en la que han nacido como de la que les ha recibido. Entonces, quizás, en la lectura de la novela se sientan atravesados por la dimensión compleja del cruce entre la lengua y los seres queridos que la habitan.
Mireya Ribas Medal – Junio 2024